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Estrés y Dolor Miofascial.

¿ Qué es el estrés y mediante qué mecanismos puede influir en el dolor miofascial?

El estrés es todo aquel factor que genera una demanda a la que el cuerpo debe adaptarse.

Una reacción de alarma ante una demanda producirá una respuesta aguda, con un aumento de la frecuencia cardíaca, el tono muscular, etc..., a medida que el cuerpo se prepara para la acción inmediata.

Esto también se conoce como activación simpática. Cuando existen demandas constantes por el acumulo de factores estresantes ( sobrecarga física y psicológica) se produce un estado de activación simpática, ansiedad y aumento de la sensibilidad.

La fase de colapso es aquella en el que el cuerpo humano llega a su límite por las demandas expuestas, y por una mala alimentación, falta de ejercicio, por lo cual es normal que los tejidos expuestos a la demanda, se lesionen.

El estrés es un factor de riesgo importante para que aparezca un síndrome miofascial; trastorno no inflamatorio que se manifiesta por dolor localizado, rigidez y cuya característica primordial es la presencia de " puntos gatillo".

La tensión crónica puede afectar a todos los músculos esqueléticos corporales y , por tanto, cualquier músculo puede presentar puntos gatillo miofasciales.

La facilitación de una zona, de forma segmentaria ( dermatoma), o en un músculo o fascia ( punto gatillo), produce un aumento de la actividad nerviosa ( y por tanto, mayor dolor), cuando la propia zona o el cuerpo entero es sometido a cualquier tipo de tensión o estrés. Una vez relajada la persona, disminuirá la actividad simpática y también el dolor ocasionado por los puntos gatillo.

Esto significa que es probable que cualquier método que produzca relajación y calma, y que disminuya la activación simpática, dé lugar a una disminución del dolor que se experimenta por la actividad de los puntos gatillo. Este hecho está respaldado por las investigaciones que muestran que el masaje de relajación o cualquier procedimiento que tenga efecto calmante produce precisamente este efecto, disminuye el dolor derivado por sobrecarga muscular.

La sobrecarga del tejido muscular provocado por una distensión repentina, un golpe, un enfriamiento, un estiramiento rápido o una serie de microlesiones repetidas debidas a sobreuso, provocan la liberación de sustancias vasoneurorreactivas como bradicinina, prostaglandina, interleuquina 1 y sustancia P. Estas sustancias químicas aumentan la sensibilidad de las neuronas locales que transmiten el dolor al sistema nervioso central y al cerebro ( llamadas nociceptoras).

Estas sustancias químicas también producen inflamación de los vasos sanguíneos locales y fomentan el aumento de la permeabilidad lo que provoca inflamación, congestión y edema localizados desencadenando una isquemia, provocando la liberación de sustancia P, sumando varios factores de riesgo para la aparición de un punto gatillo.

Tras los cambios bioquímicos generados por diferentes factores, entre ellos el estrés ya mencionado, el sobreuso de una o más articulaciones, anomalías posturales, una mala alimentación, mala calidad del sueño, surgen estas tensiones miofasciales preferentemente en zonas de carga, como la zona cervical y zona lumbar, y con ello el dolor.

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